Existían dos tipos de orfebres, monásticos y laicos. En la alta edad media, la producción fue estrechamente monacal, mientras que en la baja edad media la producción de joyería estaba ligada  con los tribunales de los gobernantes y la nobleza. Se organizaban en gremios donde se controlaban y regulaban las actividades de los miembros, los precios, calidad y duración de los productos.

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El oro plantea un papel ambiguo. Como símbolo participa del intercambio divino y por lo tanto es buen oro, a la vez que es representación de divinidad y pureza. Sin embargo, en cuanto a materia terrestre el oro conlleva al lujo, la codicia y la avaritia.