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Lorenzetti Digital
El Orfebre
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Explora el mundo del personaje
Imagenes tomadas de la Biblioteca de Joyería YbarraDe Izquierda a derecha y de arriba abajo: Pulseras de Plata Romanas - Siglo I - II A.D; Anillo Romano de Oro - Siglo III-IV A.D.; Anillo Romano de Oro - Siglo III-IV A.D.; Dije Romano de Oro y Carnelian - Siglo II A.D. Las tradiciones grecorromanas también influyeron sobre la concepción del valor material de las joyas | Anillo selo italiano, Siglo XII-XIV [Diana Scarisbrick, Les Bagues, Thames and Hudson, Londres, 1993El anillo cuenta con intaglio en cornalina que representa a Némesis con una rama en su mano, tomado. La influencia de la cultura grecorromana fue fundamental para el desarrollo de la orfebrería. | Broche de oro con 3 camafeos de calcedonia y 3 rubíes en cabujón, c. 1320, Museo Nacional, Galesun ejemplo de lo anterior es la leyenda de Tarpeya: una joven de origen etrusco que traicionó a la ciudad de Roma abriendo sus puertas a los sabinos a cambio de lo que ella pensaba que sería una recompensa en forma de joyas. En lugar de eso fue aplastada hasta la muerte y su cuerpo arrojado desde la roca Tarpeya que actualmente tiene su nombre. |
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Jineta de Aliatar, Museo del Ejército, Toledo, inv. nº_22904La cultura árabe tuvo una fuerte influencia sobre el mundo medieval de España. En la orfebrería se emplearon las figuras geométricas muy detalladas. |
Nayeli Andrade Fajardo
Existían dos tipos de orfebres, monásticos y laicos. En la alta edad media, la producción fue estrechamente monacal, mientras que en la baja edad media la producción de joyería estaba ligada con los tribunales de los gobernantes y la nobleza. Se organizaban en gremios donde se controlaban y regulaban las actividades de los miembros, los precios, calidad y duración de los productos.
El oro plantea un papel ambiguo. Como símbolo participa del intercambio divino y por lo tanto es buen oro, a la vez que es representación de divinidad y pureza. Sin embargo, en cuanto a materia terrestre el oro conlleva al lujo, la codicia y la avaritia.
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