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La Guerra

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La guerra ha sido usada para propósitos generalmente políticos a lo largo de la humanidad, pues si se tenía control geográfico se detentaba poder político, normalmente mantenido en las represiones o guerras internas. Es simbolizada en la alegoría al bien propio como una de las consecuencias del mal manejo político que se da en la ciudad, desembocando en la dejación de la paz y tornando a la injusticia. Es representada por un hombre vestido de manera opaca, empuñando su espada y su escudo de una forma de cierta manera lista para la pelea.

Explora el mundo del personaje:

Cristo bendice a Alejo I. Manuscrito del S. XII. Biblioteca del Vaticano

Cristo bendice a Alejo I. Manuscrito del S. XII. Biblioteca del Vaticano

En el cristianismo es prohibido el asesinato, más no el matar; en varias ocasiones dios envía a los israelitas a luchar contra otros pueblos algunos crímenes se castigaban con la muerte; se entiende entonces que la guerra no es algo bueno, pero necesaria en ocasiones por vivir en un mundo de pecadores y así mismo la guerra es resultado del pecado. Sin embargo, encontramos una dualidad en el tema, pues dios también le dice a su pueblo que debe amar a sus enemigos.

Maestro del Castello della Manta, Godofredo de Boullion

Maestro del Castello della Manta, Godofredo de Boullion

Godofredo carga una espada y los caballeros del Rey Balduino cargan jabalinas, eran muy usadas durante las guerras, además de cargar los escudos y sus armaduras

autor desconocido, Rey Balduino I y sus caballeros, Aubin d'Angers

autor desconocido, Rey Balduino I y sus caballeros, Aubin d'Angers

La jabalina, los jinetes y la espada, eran parte importante del armamento de los ejércitos que iban a las guerras, igual que las ballestas y escudos. Algunos elementos aun se siguen usando, ya sea de manera conmemorativa o de uso activo como los jinetes

Nicolas Bataille, The New Jerusalem, 1373

Nicolas Bataille, The New Jerusalem, 1373

El poder religioso en asuntos bélicos empieza a decaer cuando la hambruna ya existente aumenta y la iglesia, que se supone debía ayudar, sigue promoviendo campañas militares de un coste económico desorbitante, que los mismos ciudadanos terminan pagando y no se ven retribuidos; además del evidente enriquecimiento por parte de la iglesia que había promovido una vida de pocas riquezas y austeridad entre los feligreses, vida de la que ellos no se hacían participes.

Daniela Rocio Velandia Chavarry

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