La catedral de Siena guarda las señas y elementos distintivos de la arquitectura gótica en Italia, esto enmarcado claramente, en la cúpula, seña distintiva de las manifestaciones italianas de esta tendencia arquitectónica. En todas las culturas en las que ha sido edificada, la cúpula ha estado cargada de un simbolismo celestial, ha sido usada para simbolizar la bóveda celeste en la antigüedad, y en las tradiciones religiosas ha sido la analogía terrenal de la asención al paraíso, a la vida eterna y el encuentro con Dios.

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La parte coronada por la catedral, que hoy es el casco histórico de Siena, se encuentra marginada a una esquina del cuadro, alejada de cualquier protagonismo que esta pudiese tener. Dejándonos apreciar que, en el ideario de república de la Siena del siglo XIV, posiblemente se hubiese tenido claro el hecho de relegar el papel de la iglesia a un segundo o tercer plano, para que el protagonismo de la vida diaria de la “Buena ciudad” se centrara en ámbitos como los negocios, la celebración y el trabajo.